Las industrias ganaderas y piscícolas (así como la industria láctea y la industria de los huevos) además de ser las que más sufrimiento causan a los animales no humanos entre otras actividades industriales, contribuyen de forma central al cambio climático y la devastación medioambiental.
A continuación facilitamos algunos datos al respecto:
Contaminación del aire.
Los gases de efecto invernadero son los principales contaminantes del aire. Se calcula que estas industrias son responsables de entre el 14,5% (FAO, 2014) y el 51% (Goodland y Anhang, 2019) de la producción anual mundial de gases de efecto invernadero.
Contaminación y gasto de agua.
Para la producción de “carne” hay que encerrar y mantener con vida durante un tiempo a una gran cantidad de animales, que consumen grandes cantidades de agua y comida. Enfocándonos sólo en la cuestión del agua podemos prever el ahorro que implica una dieta vegana, basándonos en un estudio realizado en los Estados Unidos: «Debido a la cantidad de agua dulce requerida para la agricultura animal, el omnívoro estadounidense promedio ‘consume’ 4,200 galones (15,900 litros) de agua dulce por persona por día, mientras que un vegano estadounidense promedio solo 300 galones (1,136 litros) por persona, diariamente» ( Schwartz en Kemmerer, 2015, p. 187).
Los denominados “purines” (lagunas donde se acumulan los excrementos de los animales terrestres explotados como comida) contaminan la calidad del agua, permeando en la tierra y contaminando acuíferos y aguas superficiales y dañando la salud de animales humanos y no humanos.
Bio-contaminación marina.
Las piscifactorías (que tienen lugar en medio del Océano) promueven la biocontaminación entre especies de peces. A menudo especies nativas y especies domesticadas se mezclan. Además, el confinamiento de las piscifactorías da lugar a infecciones parasitarias en los peces, que suelen ser tratadas con altas dosis de químicos y antibióticos. Estos químicos contaminan los océanos y hacen a las poblaciones de peces nativas vulnerables a las enfermedades (Kemmerer y Dopp, 2015, p. 167).
Extinción de especies, sufrimiento de animales en la naturaleza, deforestación y degradación del suelo.
La causa principal de la extinción de especies es la pérdida de hábitat, y la pérdida de hábitat es la consecuencia de la conversión de los bosques a tierra cultivada, tanto los cultivos para alimentar a los animales considerados de granja como para usar ese espacio para el pastoreo de animales. La producción de cultivos forrajeros, especialmente monocultivos, y el pastoreo excesivo ubican la industria de la agricultura animal y el consumo de productos animales como la causa principal de la degradación del suelo y la desertificación (Western Watersheds Project, 2010).
Con respecto a la vida acuática, la escorrentía de estiércol y sus consiguientes zonas oceánicas muertas también están matando peces y generando pérdida de biodiversidad.
También existe un tráfico creciente de carne de animales silvestres que «está diezmando las poblaciones restantes de gorilas, chimpancés y otros primates que están siendo asesinados por su carne» (Worldwatch Institute, 2004, p. 19). La carne de animales silvestres y la matanza de primates no humanos son la consecuencia de un planeta abarrotado donde las poblaciones pobres buscan cada vez más carne en las reservas de vida silvestre, no solo para su propia subsistencia sino como parte de la caza furtiva y la comercialización de animales que viven en la naturaleza (Worldwatch Institute, 2004, p. 19).
Productividad alimentaria de las tierras agrícolas.
La reducción de la tierra utilizada es beneficiosa para el medio ambiente y está relacionada a su vez con cuestiones de justicia social con respecto a la soberanía alimentaria. En ese sentido, como dice Halley, las estadísticas lo dejan claro: «La dieta vegana requiere solo 0.662 acres de tierra cultivada, en comparación con 1.107 acres para la dieta occidental estándar, rica en productos animales» (Halley, 2015, p. 157) .
Reducción de la huella ecológica.
Una dieta vegana es la opción más sostenible para el medio ambiente. Basándonos en el estudio de Halley: “Simplemente quitando la carne se logra muy poco: todo el espectro de productos animales debe reducirse si queremos reducir nuestra huella ecológica. Esto no es sorprendente porque la cría de animales de granja requiere mucha más tierra que la cría de verduras, y se requieren animales de granja para tener huevos o productos lácteos” (Halley, 2015, p. 157).
Dejar de comer peces es «la única forma confiable en que los consumidores pueden hacer su parte para evitar una mayor disminución de las especies marinas, la aniquilación del hábitat submarino, la degradación de los ecosistemas oceánicos y el sufrimiento y la muerte prematura de miles de millones de criaturas marinas «(Kemmerer y Dopp, 2015, p. 169).
Fuentes:
FAO (2014). Tackling climate change through livestock. Extraído de: http://www.fao.org/ag/againfo/resources/en/publications/tackling_climate_change/index.htm
Goodland, R., & Anhang, J. (2009). Livestock and climate change: What if the key actors in climate change are cows, pigs, and chickens? Extraído de: http://www.worldwatch.org/files/pdf/Livestock%20and%20Climate%20Change.pdf
Halley, J. M. (2015). “So you want to stop devouring ecosystems? Do the math!” En L. Kemmerer (Ed.), Animals and the environment (pp. 151-162). New York, NY: Routledge.
Kemmerer, L., & Dopp, B. (2015). “A fishy business” En L. Kemmerer (Ed.), Animals and the environment (pp. 163-172). New York, NY: Routledge.
Western Watersheds Project. (2010). Public lands ranching: The ecological costs of public lands ranching. Extraído de: https://www.westernwatersheds.org/public-lands-ranching/
Worldwatch Institute. (2004). Is meat sustainable? Extraído de: http://www.worldwatch.org/node/549